miércoles, 10 de noviembre de 2010

La transformación de la Ciudad de México, del siglo XVII al XIX, en ciclo de conferencias

Ciudad de México / miércoles, 10 de noviembre 2010
N22/ Distrital Revista

Ya sea por causas económicas, aduanales y de recaudación, por el control de castas, por vigilar el cumplimiento de las obligaciones eclesiásticas o por hacer la ciudad más eficiente, segura y bonita "al estilo europeo", la Ciudad de México inició su transformación a partir del siglo XVIII y vivió sus más grandes cambios en el XIX, con el movimiento de Independencia, explicó Guadalupe de la Torre Villalpando, miembro de la Dirección de Investigaciones Históricas del Instituto de Antropología e Historia (INAH), durante el arranque del ciclo de conferencias "La Ciudad de México de la Independencia a la Revolución".

Durante su conferencia "La Ciudad de México, los primeros años de la Independencia", la investigadora explicó que durante el siglo XVIII inició el crecimiento poblacional en la ciudad de México y con ello su extensión, que hacia 1760 era de aproximadamente 17 kilómetros cuadrados, y que según información de algunos censos, tenía 140 mil habitantes en 1790.

El aumento en la actividad económica, el crecimiento poblacional y el cada vez mayor flujo de mercancías procedente de provincia a la capital del país, explicó, hizo necesaria la organización arquitectónica de la ciudad, según relatan planos fechados en 1794, "para su arreglo y nuevo alineamiento de calles", lo que demuestran el interés de los arquitectos y gobernantes de la época por dar mayor control a la entrada y salida de mercancías y personas, las cuales fueron controladas a través de la construcción de garitas.

La ciudad se delimitó a través de un resguardo fiscal, pues a los gobernantes les interesaba mantener el control de ciertas mercancías que ellos mismo comerciaban y de esta manera se evitaba el contrabando de productos como el tabaco, la pólvora y los naipes, que eran de comercialización exclusiva de las autoridades. Durante la lucha independentista se planeó amurallar la ciudad, como sucedía con muchas ciudades medievales, sin embargo esta idea nunca se llevó a cabo.

Con el objetivo de aplicar impuestos a las propiedades, se empezó a visualizar a la ciudad como un todo y se dejó de lado la ciudad racional, centralista y dividida que se tuvo hasta inicios del siglo XIX, fue entonces cuando surgieron los barrios y las colonias. Además, se reconoció que el estancamiento de agua provocaba epidemias y se inició su entubamiento, se crearon los primeros paseos y parques al estilo europeo, con calles arboladas y bien delimitadas por cuadros, explicó la investigadora.

Al inició de este ciclo de conferencias, Guadalupe Lozada León, coordinadora de Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Secretaría de Cultura, instancia que organizó el encuentro en el marco del Mes del Patrimonio, señaló que para entender el desarrollo, crecimiento y construcción de la Ciudad de México, es necesario remontarse a sus primeros años de desarrollo, sobre todo antes, durante y después de la lucha de Independencia, que influyó significativamente en su construcción y estructura.

Este ciclo se realiza también como parte de las celebraciones por el Centenario de la Independencia y por el nombramiento de la Ciudad de México como Capital Iberoamericana de la Cultura 2010. Las ponencias continuarán todos los días a las 17:00 horas hasta el viernes 12 de noviembre, en el Museo de la Ciudad de México. Entrada libre.

Con información de la Agencia Cultural N22

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