sábado, 13 de noviembre de 2010

Reportaje Templo Mayor, 30 años de la Coyolxauhqui será proyectado en el MNAH

Ciudad de México / viernes, 12 de noviembre 2010
N22/ Distrital Revista

•Tendrá lugar el próximo miércoles 17 de noviembre dentro del programa de visitas nocturnas Noches de Otoño

Una imponente luna llena transita lentamente a lo largo de toda la pantalla mientras la voz en off recuerda que al final de todas las noches ella pierde la batalla, entonces una fina transición deja a la vista el cielo rojo/violáceo del amanecer en el Centro Histórico de la Ciudad de México; con una disolvencia, los ojos llegan hasta la Coyolxauhqui y muestra sus contornos de mujer-diosa lunar.

Lo anterior son escenas del reportaje titulado Templo Mayor, 30 años de la Coyolxauhqui, que da cuenta de este hallazgo que cambió parte de la historia de México y la fisonomía de una de las ciudades más grandes del mundo.

El próximo miércoles 17 de noviembre el Museo Nacional de Antropología presentará completa esta reseña, en el marco de su programa de visitas nocturnas Noches de Otoño, a la luz de Coyolxauhqui

Noches de Otoño se podrán disfrutar los días miércoles 17 y 24 de noviembre, así como el 1 de diciembre, a partir de las seis de la tarde con la proyección de videos, y hasta las 22:00 horas.

Se trata de una producción hecha por Televisa y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizada a propósito de los 30 años del descubrimiento de este monolito de la deidad mexica de la Luna, conmemorados el 21 de febrero de 2008.

Quienes se den cita la noche del miércoles 17, podrán disfrutar, a través de bellas imágenes grabadas por Constantino Arizmendi, de la reconstrucción de este descubrimiento y conocer con mayor detalle los relieves y textura de la escultura de ocho toneladas de peso y 3.25 metros de diámetro.

El hallazgo, registrado el 21 de febrero de 1978, dio pie al nacimiento del Proyecto Templo Mayor y al Programa de Arqueología Urbana, a partir de los cuales se ha hecho la exploración sistemática de más de 13 mil metros cuadrados en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México.

Luego del descubrimiento de la Coyolxauhqui, un equipo de 600 personas trabajaron arduamente para liberar los vestigios del templo sagrado de Tenochtitlan, quitarle de encima tuberías, drenajes, cableados eléctricos, pavimento o empedrado, todo lo que fuera necesario para recuperarlo.

En el reportaje los arqueólogos partícipes del descubrimiento también dan su testimonio: Raúl Arana, quien entonces trabajaba en el Área de Salvamento Arqueológico del INAH, fue el primer especialista en llegar a verificar el hallazgo.

Felipe Solís, que con el amplio conocimiento de la cultura mexica que lo caracterizaba, identificó la identidad del personaje "que surgió de la tierra cuando realizaban labores trabajadores de la Compañía de Luz" con tan sólo ver los relieves de su cabeza.

Y Eduardo Matos, quien dirigiría el trabajo de investigación de todo el lugar sagrado, que terminó conformando el proyecto científico de mayor duración en la historia de México.

El trabajo periodístico, producido por Benito Sánchez Rojo, recuerda la expectativa que causó la "aparición" de la diosa lunar, "la gente se volcó sobre las excavaciones motivados por la curiosidad respecto a la enorme piedra y desfilaron a sus pies personajes importantes, desde Francois Mitterrand, presidente de Francia; Octavio Paz y Gabriel García Márquez -ambos Nobel de Literatura- y la actriz María Félix".

El reportaje también documenta los objetos descubiertos que siguieron a la Coyolxauhqui, así como del origen del Museo del Templo Mayor, que se abrió para dar a conocer todo ese legado mexica.

Y los novedosos estudios hechos en 2008 y 2009 permitieron identificar en "la piel" de la diosa, los restos de pintura de cinco colores que la decoraron en la época prehispánica: rojo, ocre, azul, blanco y negro.

Luego de la proyección del reportaje que tendrá lugar en el Auditorio Tláloc, a las 18:00 horas, los visitantes podrán pasar a las salas permanentes del Museo de Antropología para disfrutar esa noche de un recorrido tranquilo, sin los tumultos y el ruido propios de la mañana.

La visita podría iniciarse precisamente en la sala dedicada a la cultura a la que pertenece la Coyolxauhqui, La Mexica, donde se encuentran otros monolitos de no menos importancia, como La piedra del Sol y la Coatlicue.

Además de la impresionante colección escultórica, que por sí misma es un placer por disfrutar, ahí se encuentran referencias de la historia, arqueología, organización social, economía y cultura, de la antigua Tenochtitlan, correspondiente al periodo llamado por los especialistas como Posclásico Tardío (1300-1521 d.C.).

Especial atención es la que genera la recreación del Mercado de Tlatelolco, con los productos intercambiables que aún hoy se pueden comprar en mercados de tradición indígena.

Junto con la reconstrucción de una espectacular pirámide donde se exhiben elementos arqueológicos originales, la cual permite a los visitantes abrir la perspectiva de un auténtico viaje por el pasado mesoamericano.

A la salida de la Sala Mexica acapara la vista el estanque del patio iluminado por la Luna; en la penumbra se distingue la vegetación lacustre que alude al origen mexica y también remite al nacimiento de la Ciudad de México.

El espejo de agua brilla como metal y de espaldas permanece imponente La Piedra del Sol, iluminando desde el fondo del conjunto de monolitos.

Desde el estanque también se aprecia la enorme Cabeza Olmeca que luce a la entrada de la Sala de las Culturas del Golfo. El silencio permite dimensionar el espacio hasta que llega a los oídos el murmullo de El Paraguas, su cortina de agua destella una luz plateada mientras Coyolxauhqui vigila en lo alto.

Con información de la Agencia Cultural N22 y Notimex

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