Ciudad de México / viernes, 24 de diciembre 2010
Distrital Revista
Después de la explosión de un ducto, ocurrida el pasado domingo en este municipio, las pequeñas Paola Espinosa y Dioni Karen Luna, de cuatro y ocho años, respectivamente, desconocen la suerte de sus juguetes y mascotas. “Mi casa se quemó y no sé si mis juguetes también y los animalitos que teníamos”, dice una de ellas.
Entrevistadas por separado y acompañadas por sus mamás, Paola expresa que está contenta y hasta bromea, no obstante, recalca que su casa se quemó. Refiere que el domingo pasado, en la madrugada, su papá, de nombre Javier, le dijo a su mamá: “¡Échame a la niña!” y aventó el celular que tenía en la mano antes de salir del lugar.
“Mi abuelita se cortó las manos y ahorita se fue con mi papá. Estoy viviendo en un albergue en donde están los soldados y aparte de cuidarnos quien me cuida es mi mamá. Y estoy contenta ahorita, además tengo cuatro años”, narra.
Por su parte, Dioni Karen enfatiza que estaba muy mal porque se prendió su casa y tenía muchos juguetes, los cuales desconocía si se habían quemado. “Además mi papá tenía mucho dinero y dejó sus papeles para irse a Canadá y no sacamos nada ni las escrituras y todo se quemó”, subraya.
Agrega que a pesar de todo lo sucedido se encuentra bien, pero su mamá sufrió de quemaduras en una parte de uno de sus brazos, además de su nariz y su pelo. “Estoy en el albergue y me voy a dormir con mis primos en San Cristóbal, ellos también lloran porque dejaron a su perrito y no saben si vive, también teníamos animalitos en mi casa, que era un perico, dos perros y un pajarito”, indica.
La menor, quien acompañaba a su mamá para ir por despensas y cobertores, menciona que va esperar a unos pajaritos y un perro nuevo, y que en el caso de los juguetes ya no quiere, debido a que a veces ya no los utilizaba. En tanto, la señora Lizbeth García González, madre de Paola Espinosa, asegura que perdió su casa, además de seis automóviles, una bodega con granos y todo fue pérdida total.
En entrevista, dice que son bien atendidos en el albergue del Complejo Cultural Texmeluquense, en donde tienen un techo, comida y lo principal para sostenerse. “No tenemos nada y ahorita nos estamos quedando en un albergue y estamos en espera que en cualquier momento nos llamen a la presidencia municipal para el arreglo del trámite de documentos”, comenta. Lizbeth García indica que, gracias a Dios, no les faltaba nada.
“Ahora estamos vestidos con ropa regalada y estamos bien, pero duele mucho, ya que es un esfuerzo de toda una vida, pero podemos seguir adelante y será difícil”, expresa de manera triste y con lágrimas en los ojos.
Refiere que en su casa vivían cinco personas, sus suegros, su esposo e hija de cuatro años. En el momento de la explosión, aproximadamente a las 5:30 horas, salió descalza y con solo una playera.
“Tuvimos que brincar un alambrado en la parte trasera de la casa y que median más de dos metros de altura, esto separa las bodegas de una tienda de autoservicio, además de que tenía la protección del alambre de púas”, apunta.
Señala que fue algo horrible lo que pasó, puesto que de no apurarse a salir se habrían quemado. Narra que estaban a punto de terminar su casa, pues sólo le faltaban las ventanas y las iban a poner el lunes, pero en un instante se terminó todo.
Afirma que mañana es el cumpleaños de su esposo, quien llora amargamente por lo sucedido, pues tenía sus vehículos, que era un gusto que tenía. Añade que será la primera Navidad que pasarán así y vivirán un nuevo año, el cual no saben cómo será.(Con información de Notimex)
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