Madrid/ lunes, 21 de febrero 2011
Revista Distrital
El mundo se mueve a dos velocidades, y no sólo en cuestiones económicas. Una nueva investigación de la Universidad de Cambridge confirma que el núcleo de la Tierra, situado a unos 5 mil kilómetros bajo la superficie, gira mucho más lentamente de lo que se creía.
Su rotación sigue siendo más rápida que la del resto del planeta, algo que los científicos ya suponían, pero no tanto como se esperaba.
El descubrimiento, que aparece publicado en la revista Nature Geoscience, arroja luz sobre las entrañas de nuestro planeta y sobre cómo éstas influyen en los campos magnéticos que nos protegen, por ejemplo, de la radiación solar.
El estudio proporciona la primera estimación exacta de cuánto más rápido gira el núcleo de la Tierra en comparación con el resto del planeta. Investigaciones previas habían demostrado que el corazón del planeta tiene su propio ritmo.
Hasta ahora, se creía que esta variación era de un grado cada año. Sin embargo, los científicos de la Universidad de Cambridge han descubierto que esas estimaciones anteriores eran inexactas y que el núcleo realmente está moviéndose mucho más lentamente de lo que se creía, aproximadamente un grado cada millón de años.
El núcleo interno de la Tierra, una esfera central formada principalmente por hierro y níquel y que tiene un diámetro mayor que el planeta Marte, crece muy lentamente a medida que el material fluido del núcleo externo -la capa terrestre inmediatamente superior- se solidifica en su superficie.
Durante este proceso, la diferencia en la velocidad hemisférica este-oeste de este proceso queda congelada en la estructura del núcleo interno.
Ondas sísmicas
Para la investigación, los científicos utilizan ondas sísmicas que atravesaron el núcleo interno -5 mil 200 kilómetros bajo la superficie de la Tierra- y compararon su tiempo de viaje con el de las ondas reflejadas en la superficie del núcleo.
Posteriormente, observaron las diferencias en la rotación de los hemisferios este y oeste.
Aunque el núcleo interno está tan alejado de nuestros pies, el efecto de su presencia es especialmente importante en la superficie de la Tierra.
En particular, el calor producido durante la solidificación y el crecimiento del núcleo interno tiene un papel fundamental. Estos flujos de calor generan los campos magnéticos, que protegen a la superficie terrestre de la radiación solar. Sin ellos, la vida en la Tierra no podría existir.
Con información de ABC
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