Ciudad de México/ jueves, 03 de marzo 2011
Revista Distrital
Nadie se va a reír, de Lucía Leonor Enríquez, es un libro de textos dramáticos acerca del absurdo, la indolencia, la complejidad y el vacío en la mente y en las relaciones humanas. Historias simples se articulan con un catálogo de personajes complejos inmersos en la desolación emocional y el cinismo. "Un homenaje al escritor checo Milan Kundera", destaca la autora en entrevista con N22.
Explicó Enríquez que la obra consta de 11 actos teatrales, integrados en tres partes; la primera se compone de cinco relatos, piezas humorísticas breves, sarcásticas dónde la intención es lo contrario al título, es decir, que la gente se ría, se burle de temas como el amor, la amistad, la lealtad, la felicidad; ironizar y polemizar dichos temas.
La crudeza y honestidad conjuntas son el recurso primordial que emplea Leonor Enríquez en esta primera sección para dar voz al ama de casa que desea morir por su tristeza; una mujer que habla sin reservas con su marido de la amante de él y de la elección del mejor modo de quitarse la vida. En otro relato el ladrón ?decente? pasa de ser agresor a víctima sin siquiera notarlo, gracias a la astucia de su "victimaria".
La segunda parte, comenta Enríquez, se titula "Nadie se va". Es una serie de monólogos donde retoma a una serie de personajes de la mitología griega hablando en un terreno de lo contemporáneo; retratos pasionales, en voces femeninas que tienen como característica esencial la palabra honesta y desgarradora que grita el dolor físico y emocional que les aqueja. La intención es exponer su metamorfosis que se detona a partir de un hecho trágico, de un hecho violento o una crisis personal fuerte.
La tercera parte es una obra breve que se llama "La vida sin Gregorio", está inspirada en La metamorfosis, de Franz Kafka, y justo es este hombre incapaz de habitar la realidad, de vivir la vida y de tener la necesidad de fugarse y construir un ambiente donde no se sienta una cucaracha. Un relato de un hombre obsesionado con la imagen de una mujer que sólo habita en su imaginación.
Las tres partes se conectan en el sentido de "cuándo es insoportable la realidad y lo que uno hace para que sea soportable, cuál es el mecanismo que uno emplea para poder habitar esta realidad y a veces es el humor, la fuga mental, y otra es como en el caso de las mujeres, no encontrarse ya en este mundo por el peso de lo ocurrido, que lo hace imposible", dice la autora.
Surgen en distintos momentos -narra la escritora-, las partes que conforman el libro; la última obra fue la primera obra que escribió cuándo estudiaba en el Colegio de Literatura Dramática y Teatro.
"Lo que buscaba ahí era explorar en ciertas rupturas que proponía el posmodernismo, como romper la linealidad, que no haya personajes, etcétera", dijo la autora, para quien, la primera parte del libro surge a manera de divertimento de las largas sesiones de tallereo con David Olguín, "donde uno tiene que fugarse y dejar un poco el proyecto que se está desarrollando para poder enfrentar las cosas con mayor frescura", y la segunda parte de 'Nadie se va a reír' es un proyecto con el que ella entró a la Fundación para las Letras Mexicanas, en el cual intentó desentrañar la metáfora que propone el mito".
Respecto a su representación teatral, explica la dramaturga, cada parte tiene un tono y soporte distinto, por ejemplo, las piezas breves sí están para una obra por compartir un mismo sentido del humor y tono, los monólogos serían para otro momento porque es otra temática y género, y la tercera es independiente.
Por otra parte, comentó Leonor Enríquez, la oportunidad de publicar en Tierra Adentro se da a través de un compañero que también estaba como becario en la Fundación para las Letras Mexicanas, quien le propuso concursar su material para ver si era viable que se publicara.
"La experiencia de publicar este libro es muy satisfactoria y gratificante después de tantos años de trabajar un material, de someterlo a tallereo, de estarlo puliendo y corrigiendo, verlo impreso y pensar que eso es una posibilidad para que la gente te lea, la gente te monte, es lo que más te entusiasma", concluyó Lucía Leonor Enríquez.
Lucía Leonor Enríquez nació en la Ciudad de México en 1981. Dramaturga, actriz y traductora, cursó el segundo diplomado nacional de dramaturgia, participó en el Encuentro Nacional de Literaria Joven Mar de Vértigos, en el ciclo de lecturas El Milagro Teatro Emergente y en la Sexta Semana Joven Dramaturgia en Querétaro. Fue becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas durante el periodo 2007-2009.
Por otra parte, en el libro Nada es para siempre, su autora, Verónica Bujeiro, enfrenta a los personajes con sus prejuicios, miedos y mezquindades. El libro reúne dos obras 'Nada es para siempre' y 'Me falta el aire', que forman parte de un proyecto que se empezó a gestar cuándo la autora se inclinó más seriamente a la dramaturgia en 2003.
'Me falta el aire', explica Bujeiro, está dividida en tres tiempos: pasado, presente y futuro. Trata sobre la desgracia de dos personajes muy reconocidos de la política mexicana, del partido que gobernó durante 75 años: Elba Esther Gordillo y Roberto Madrazo, puestos como una especie de títeres y deformaciones absolutas de ellos.
Donde los personajes son parodia de esta clase política que se niega a perecer, se regodean en los restos de su gloria pasada e intentan un cambio que no aspira a la grandeza o la redención, sino a rescatar de los restos lo que sirva para conservar la ilusión del poder.
Las dos obras están inscritas dentro del género de la farsa. Pero Me falta el aire está escrita en una forma más grotesca, la obra se desarrolla en un basurero y los que hacen una especie de coro son unos buitres, que es una alegoría del pueblo.
Nada es para siempre, igualmente toca el tema político, y se originó en el taller que tomó la autora con The Royal Court Theatre, ahí se replanteó la idea de seguir hablando de eso, y es así como trabajó en mostrarlo de manera divertida. Una escena de trifulcas y engaños.
Tres familias concurridas para soslayar rivalidades, un banquete alegórico que desentraña la vileza de una sociedad enajenada por empañar su pobreza, para unos, ser extranjeros los redime de su realidad, para otros, su confundido nacionalismo los reprime y unos más, viven bajo la culpa y la abnegación que su religión les dicta.
Una historia en la que una familia no se quedará con la propiedad que ha habitado, ni nadie más la poseerá. Los rencores quedan como amargos recuerdos. Sus pocas posesiones se juegan a la suerte en un "remate" corrupto de bienes.
Nada es para siempre es la escenificación de discusiones donde la armonía y la convivencia que son imposibles. Las familias se desvanecen compartiendo un pasado hundido en la hipocresía, el cinismo, la doble moral, la mentira y el fraude; ese doloroso pasado los esclaviza, los secuestra, pero al mismo tiempo se niegan a superarlo.
Respecto a su relación con el teatro y escribir textos dramáticos, la autora expresó que "en el teatro me gusta la austeridad de recursos, el contacto con la gente y que mis propuestas son estéticamente grotescas de la farsa, por lo que el teatro se adecua a ello".
Para Bujeiro, trabajar en conjunto con Tierra Adentro, su editorial, ha sido algo muy importante, "la experiencia de publicar el libro es muy satisfactoria, y el hecho que circulen para llevar a distintos espacios el texto", añadió.
Verónica Bujeiro concluyó con una invitación: "lean dramaturgia, lean teatro, es una lectura especializada, pero en realidad entretenida, es la misma riqueza que hay en una novela, que hay en un poema y realmente escribir teatro es complejo, ya que necesitas muchas herramientas, como el conocimiento de la escena y nutrirte de los variados géneros literarios".
Bujeiro es egresada de la Licenciatura en Lingüística de la ENAH y del curso de Guión Cinematográfico del CCC-Conaculta. Ha sido becaría del IMCINE, del Fonca, de la Fundación para las letras Mexicanas y del Fonca-Lark Play Development Ha publicado El sueño de la razón, en Teatro de la Gruta II (Fondo editorial Tierra Adentro), entre otros. Algunas de las obras que se han puesto en escena son La inocencia de las bestias, Gato negro, Beckett o In Godot we trust. En la página de internet dramaturgiamexicana.com se puede consultar su trabajo, obras e información.
La obra Nada es para siempre, de Verónica Bujeiro será escenificada en el Teatro El Milagrio en julio próximo, bajo la dirección de Jiménez Cruz.
Lucía Leonor Enríquez, por su parte, montará otra de sus obras titulada Lizzie Borden en La Gruta en el Centro Cultural Helénico, a partir del 23 de marzo hasta el 11 de mayo.
Con información de la Agencia Cultural N22
No hay comentarios.:
Publicar un comentario