Los Ángeles, Estados Unidos/miércoles, 23 de marzo 2011
Revista Distrital
Murió Elizabeth Taylor, la legendaria estrella del cine cuya seductora trayectoria en la gran pantalla fue con frecuencia eclipsada por su tumultuosa vida personal. Tenía 79 años.
La actriz falleció debido a una insuficiencia cardíaca congestiva este miércoles en la mañana en el Centro Médico Cedars-Sinai de Los Angeles, donde había estado hospitalizada por unas seis semanas, dijo la publicista Sally Morrison.
"Mi madre fue una mujer extraordinaria que vivió al máximo, con gran pasión, humor y amor", dijo su hijo Michael Wilding en un comunicado.
"Sabemos, simplemente, que el mundo es un lugar mejor porque mi madre vivió en él. Su legado nunca desaparecerá, su espíritu siempre estará con nosotros, y su amor vivirá por siempre en nuestros corazones".
Wilding y los otros tres hijos de Taylor estaban a su lado.
Taylor fue, a la vez, la más sortaria y desafortunada de las actrices, la más fuerte y la más vulnerable. Contaba con extraordinaria grancia, fortuna y una voluptuosa belleza, y ganó tres premios Oscar, incluyendo uno por su trabajo humanitario. Era la más fiel de las amigas y una defensora de los gays en Hollywood, cuando el sida era todavía un estigma en la industria y más allá. Pero también padeció múltiples problemas de salud, romances fallecidos -con ocho matrimonios, dos con el actor Richard Burton- y tragedias personales.
"Creo que me estoy volviendo fatalista", dijo en 1989. "Demasiado ha pasado en mi vida para no volverme fatalista".
Sus múltiples matrimonios y sus batallas contra distintas adicciones, dolencias físicas y la gordura hicieron de Taylor una figura tan popular en los diarios sensacionalistas como en los grandes festivales de cine.
Taylor reveló en noviembre del 2004 que padecía de un edema pulmonar. Pero aun así desestimó periódicamente reportes de que la muerte estuviera llamando a su puerta diciendo que usaba una silla de ruedas sólo por problemas crónicos de la espalda, que comenzaron cuando a los 12 años de edad se cayó de un caballo.
"Anda, vamos, ¿luzco como que me estoy muriendo?", dijo en mayo de 2006 en una entrevista televisiva para el programa Larry King Live de CNN. "¿Luzco o sueno como si tuviera Alzheimer?", señaló. Los tabloides reportan esas cosas "porque no tienen más basura que escribir".
Cuando al año siguiente cumplió 75 años, dijo que el secreto de su longevidad era "no entregarse".
La actriz nacida en Londres era una estrella a los 12 años, una divorciada a los 18, diosa del cine a los 19 y viuda a los 26.
Apareció en más de 50 películas y ganó premios Oscar por su trabajo en Una venus en visón (Butterfield 8, de 1960) y"¿Quién le teme a Virginia Woolf? (1966), en la que actuó junto a Burton.
En los últimos años, fue vocera de varias causas, principalmente de la investigación del sida. Su labor le mereció un Oscar especial, el Premio Jean Hersholt Humanitario, en 1993.
Al aceptar el reconocimiento dijo: "Apelo a ustedes para que busquen en la profundidad de su ser, para demostrar que somos una raza humana, para demostrar que nuestro amor supera nuestra necesidad de odiar, que nuestra compasión es más convincente que nuestra necesidad de culpar".
Asumió sus problemas de salud con una actitud estoica.
"Mi cuerpo es un verdadero desastre", dijo Taylor a la revista W en el 2004. "Si lo ves en el espejo, está completamente convexo y cóncavo".
En sus últimos años fue rara vez vista en pantalla, pero en 1994 tuvo una pequeña participación en la adaptación cinematográfica de Los Picapiedras. En el 2001 apareció en la película para televisión These Old Broads junto a su otrora rival romántica Debbie Reynolds, cuyo esposo, Eddie Fisher, la dejó por Taylor en los años 50. La película la escribieron Carrie Fisher, Fisher y la hija de Reynolds.
Taylor causó sensación en Hollywood con National Velvet (Fuego de Juventud), el filme de 1945 en que la hermosa niña de 12 años lleva a un caballo a la victoria en la prestigiosa carrera Grand National.
El crítico James Agee escribió de Taylor: "Desde la primera vez que vi a la niña... quedé asfixiado con el tipo de adoración que habría sentido de haber estado en su mismo salón de la escuela primaria".
National Velvet, su quinta cinta, también marcó el comienzo de la larga lista de problemas de salud de Taylor. Durante la producción cayó de un caballo y el resultado fue una lesión en la columna que no dejó de acecharla.
Taylor pasó de ser una niña estrella a una belleza deslumbrante en El padre de la novia en 1950. Dijo que la primera vez que le pidieron que actuara fue en 1951 en Un lugar en el sol, basada en la novela de Theodore Dreiser Una tragedia americana. La película fue dirigida por George Stevens y coprotagonizada por su gran amigo Montgomery Clift.
En 1957 fue postulada a un Oscar por su papel de belleza sureña frustrada en El árbol de la vida.
En 1958 fue elogiada por la crítica con la versión cinematográfica de La gata sobre el tejado de zinc de Tennessee Wllliams, en el papel de Maggie la Gata, con Paul Newman. Nuevamente fue nominada a un Oscar.
Un año después obtuvo otra postulación por su actuación en De repente, el último verano, otra adaptación de Williams, que protagonizó con Clift.
Ganó su primer Oscar a la mejor actriz por Butterfield 8, en la que dio vida a una muchacha medio casquivana, sin futuro, junto a Eddie Fisher, con quien se casó antes del estreno del filme.
Durante un ataque casi fatal de neumonía en 1961, Taylor se sometió a una traqueotomía. Asistió a la ceremonia de los Oscar con una venda en la cicatriz para aceptar su estatuilla por Una venus en visón.
En medio de la ovación del público, subió con dificultad al escenario.
"Realmente no sé cómo expresarles mi gratitud", dijo en un emotivo discurso. "Supongo que simplemente tendré que agradecerles con todo el corazón". Fue uno de los momentos más dramáticos en la historia de los Oscar.
Pero Taylor dijo después que Una venus en visón no representó nada importante para ella.
Taylor conoció a Burton mientras interpretaba el papel principal en la épica de 1963 Cleopatra, en la que el distinguido actor galés hizo de Marco Antonio. Su romance causó tal sensación que hasta el Vaticano se involucró, denunciándolo como un "capricho de niños adultos".
Aunque su matrimonio de 1964 no floreció, juntó a una de las parejas más famosas del cine moderno.
El par protagonizó Hotel Internacional (1963), Castillos en la arena (1965), ¿Quién le teme a Virginia Woolf? (1966), La mujer indomable (1967), Los comediantes (1967), Dr. Faustus (1967), La mujer maldita (1968), Bajo el bosque lácteo (1971) y Hammersmith is Out (1972).
El arte habría imitado la vida en ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, en la que Taylor y Burton hicieron de marido y mujer que peleaban ferozmente y bebían mucho. Taylor se llevó el Oscar por su actuación como la maliciosa Martha.
La pareja se divorció en 1974, se volvió a casar en 1975 y se divorció nuevamente en 1976, generando en el trayecto una avalancha publicitaria.
"Peleamos muchísimo", dijo Burton una vez, "y vemos a la gente a nuestro alrededor que no sabe qué hacer durante estas tempestades. No peleamos cuando estamos solos".
En 1982, Taylor y Burton trabajaron en una producción rodante de la obra de Noel Coward Vidas privadas. Burton murió dos años después.
Elizabeth Rosemond Taylor nació en Londres el 27 de febrero de 1932, hija de Francis Taylor, un comerciante de arte, y Sara Sothern, una actriz de teatro estadounidense.
Desde muy niña estudió ballet y a los tres años bailó para las princesas Isabel (la futura reina) y Margaret Rose en el Hipódromo de Londres. A los cuatro años recibió un caballo que aprendió a montar con maestría.
A principios de la Segunda Guerra Mundial los Taylor se mudaron a Estados Unidos. Francis Taylor abrió una galería en Beverly Hills y, en 1942, su hija debutó en la gran pantalla con un pequeño papel en la comedia There's One Born Every Minute.
Su salto a la fama llegó poco después. Mientras trabajaba para el productor de MGM Sam Marx, el padre de Taylor se enteró de que el estudio buscaba a una niña inglesa que actuara junto a Roddy McDowall en Lassie, la cadena invisible.
Taylor hizo la prueba para el filme y no sólo obtuvo el papel, sino también un contrato a largo plazo.
Aún en la escuela a los 16 años, salía corriendo del salón de clases al plató donde haría escenas de amor apasionadas con Robert Taylor en El conspirador.
"Tengo las emociones de una niña en el cuerpo de una mujer", dijo una vez. "Me apresuré a ser mujer por las películas. Eso me ocasionó grandes momentos de infelicidad y dudas".
Pronto inició una serie de romances muy públicos. Sus primeros amores incluyeron al hombre de sociedad Bill Pawley, al beisbolista Ralph Kiner y al astro del fútbol estadounidense Glenn Davis. Se casó con Conrad Hilton Jr., hijo de un magnate de hoteles, en mayo de 1950 a los 18 años. El matrimonio duró hasta diciembre.
Cuando se casó con el actor británico Michael Wilding en febrero de 1952, él tenía 39 años y ella 19. Con él pasó cuatro años y medio casada y tuvo dos hijos, Michael Jr. y Christopher Edward.
Entonces se casó con el productor de cine Michael Todd, también 20 años mayor que ella, en 1957. La pareja tuvo una hija, Elizabeth Francis, y Todd murió en un accidente aéreo en 1958.
El padrino de su boda con Todd fue Fisher. Éste dejó a su esposa, Debbie Reynolds, para casarse con Taylor en 1959. La actriz se convirtió al judaísmo antes de la boda.
Taylor y Fisher se mudaron a Londres, donde ella filmaba Cleopatra. Fue allí donde conoció a Burton, quien también estaba casado. Se unieron en matrimonio en 1964, poco después de su divorcio de Fisher. Dicha unión produjo su cuarta hija, María.
Cuando su segundo matrimonio con Burton terminó, se casó con John Warner, un exsecretario de la Armada, en diciembre de 1976. Warner fue elegido senador de Virginia en 1978. Se divorciaron en 1982.
En octubre de 1991 se casó con Larry Fortensky, un camionero y trabajador de la construcción al que conoció mientras ambos recibían tratamiento en el Centro Betty Ford en 1988. Esta vez era ella quien le llevaba 20 años al marido.
La boda se realizó en la hacienda del cantante Michael Jackson y fue un circo mediático que incluyó la bulla de helicópteros, un periodista que aterrizó en paracaídas cerca de la pareja y un columnista de chismes como escriba oficial.
Pero en agosto de 1995, Taylor y Fortensky anunciaron su separación. Seis mesese después ella presentó su solicitud de divorcio seis y éste se hizo oficial en 1997.
"Mis padres me enseñaron que si uno se enamora, si uno quiere tener un romance, uno se casa", declaró alguna vez. "Supongo que soy muy anticuada".
Sus intereses filantrópicos incluyeron ayuda al Fondo Israelí para Víctimas de Guerra, el Variety Clubs International y la Fundación Estadounidense de Investigación para el Sida.
Recibió la Legión de Honor, el más prestigioso reconocimiento de Francia, en 1987 por sus esfuerzos contra el sida. En mayo del 2000 la reina Isabel II hizo de Taylor una dama por sus aportes a la industria del espectáculo y labor caritativa.
En 1993, el Instituto Estadounidense de Cine (AFI según sus siglas en inglés) le dio el premio a los logros de una vida y en 1999 un estudio sobre las leyendas del cine la ubicó en la casilla No. 7 entre las actrices.
Durante los últimos años de su carrera, el sobrepeso de Taylor, sus múltiples dietas y tumultuosos romances fueron tema de chismes y chistes.
"Es asombroso que no haya explotado", escribió sobre su aumento de casi 30 kilos, tras haberlas perdido exitosamente, en su libro de 1988 Elizabeth Takes Off. "Comer pasó a ser una de las actividades más placenteras que pude encontrar para llenar las horas de soledad y comí y bebí desenfrenadamente".
Sus múltiples problemas de salud la llevaron a someterse a más de una veintena de operaciones. Una vez casi muere al atragantarse con un hueso de pollo. En 1990 estuvo al borde de la muerte por una neumonía. En 1994 y 1995 le reemplazaron las dos caderas y en febrero de 1997 le extirparon un tumor cerebral benigno.
En 1983 reconoció una adicción de 35 años a las pastillas para dormir y los analgésicos. Taylor recibió tratamiento por problemas de abuso de drogas y alcohol en la Clínica Betty Ford en Rancho Mirage, California.
Volvió a la clínica a finales de 1988 tras recibir tratamiento por una lesión en la columna. Se negó a decir si era por una adicción a medicinas con receta.
Cuando cumplió 50 años, Taylor reflexionó en una entrevista: "No apruebo completamente algunas cosas que he hecho o que hago. Pero yo soy yo. Dios sabe, yo soy yo".
Le sobreviven sus hijas María Burton-Carson y Liza Todd-Tivey, sus hijos Christopher y Michael Wilding, 10 nietos y cuatro biznietos.
Con información de AP
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