Ciudad de México / martes, 28 de septiembre de 2010
N22/ Distrital Revista
•Tras dos años de trabajos se espera su sala principal reabra el 19 de noviembre
Cultura
Luego de dos años de trabajos de restauración y remozamiento, la sala principal del Palacio de Bellas Artes será reabierta el próximo 19 de noviembre y con ello el emblemático inmueble se colocará a la altura de espacios internacionales de la misma categoría, dando paso a una nueva etapa en su historia, que comenzó a escribirse el 29 de septiembre de 1934.
Con una inversión estimada en unos 637 millones de pesos, las obras incluyen la instalación de modernos sistemas escénicos, de vestimenta teatral, supertitulaje de audio, iluminación y video de vanguardia, para hacer lucir al llamado Coloso de Mármol en todo su esplendor.
También se proyectó un sistema contra incendios automatizado, nuevas salidas de emergencia en el foso de la orquesta; el mejoramiento de la acústica y la isóptica, la sustitución de mil 800 butacas, el cambio de todas las instalaciones eléctricas e hidráulicas, la limpieza del telón Tiffany y el vitral Apolo.
Para la reapertura, prevista inicialmente para septiembre, se contará con un programa festivo en el que se evocará la inauguración, hace 76 años, con la Orquesta Sinfónica Nacional, entonces dirigida por Carlos Chávez, ahora bajo la batuta de Carlos Miguel Prieto, la cual ofrecerá la interpretación de Sinfonía india y el Himno Nacional Mexicano.
A su vez, la Compañía Nacional de Teatro escenificará un fragmento del poema Suave Patria, de Ramón López Velarde, en homenaje al poeta zacatecano; la Compañía Nacional de Danza participará con escenas de ballet clásico y contemporáneo, y también tendrán participaciones con el Coro y Orquesta del Teatro de Bellas Artes.
Las actividades de la reapertura se extenderán hasta febrero de 2011.
El máximo escenario del arte y la cultura en México, el Palacio de Bellas Artes, que sorprende a propios y extraños por la fastuosidad de su arquitectura, inició su construcción el 2 de abril de 1904 a fin de reemplazar al demolido Teatro Nacional.
El proyecto estuvo a cargo del arquitecto italiano Adamo Boari, quien diseñó un edificio ecléctico mezclando los estilos Art decó y Art Noveau.
En su construcción se empleó mármol blanco en la fachada y mármoles de diversos tonos en el interior, que cuenta con obras de los grandes muralistas mexicanos: David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco, entre otros.
Esta obra, encargada por el entonces presidente de la República, Porfirio Díaz, tiene una altura de 52 metros hasta el espiral y 42.5 hasta el techo, cuatro pisos y la Sala Principal, así como la Manuel M. Ponce y la Adamo Boari. Además de una cafetería, una librería y salas de exposiciones temporales y permanentes.
Debido a problemas de hundimiento del suelo, así como económicos, la salida de Adamo Boari del país y del estallido de la Revolución Mexicana, la construcción fue suspendida y reanudada varias veces durante 30 años.
El hundimiento del suelo comenzó a hacerse manifiesto en 1907 y hasta la fecha es un problema que se puede apreciar, pues el Palacio de Bellas Artes se encuentra varios metros por debajo del nivel de la calle.
El estallido de la Revolución Mexicana, en 1910, provocó que el ritmo de la obra fuera perdiendo velocidad hasta que finalmente se suspendió en 1916, año en el que el arquitecto Boari abandonó el país, dejando más de cuatro mil documentos para la continuación del proyecto. La obra se intentó retomar entre 1919 y 1928, con pocos avances.
Cuando México recuperó la estabilidad en términos económicos y sociales, la obra fue retomada en 1931 bajo el mando del arquitecto Federico Mariscal, portando ya el nombre de Palacio de Bellas Artes.
El edificio ocupa el área comprendida entre las calles La Mariscala, Puente de San Francisco, Santa Isabel y Mirador de la Alameda (hoy conocidas como las Avenidas Hidalgo y Juárez, Eje Central Lázaro Cárdenas y Ángela Peralta), en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Este monumental recinto alberga diversos escenarios y salas para la práctica y exposición de obras de arte. Destaca la gran sala de espectáculos, con un aforo para más de dos mil 250 personas y un escenario de 24 metros de longitud, que ahora fue remozada.
El foro cuenta con un gran telón de cristal cromático antifuego (único en el mundo dentro de un teatro de ópera) con la imagen de los volcanes mexicanos Popocatépetl e Iztaccíhuatl, con un mecanismo especialmente diseñado para subirlo y bajarlo, ya que tiene un peso superior a las 24 toneladas, realizado por la Casa Tiffany de Nueva York, a modo de un enorme rompecabezas.
En el techo de la sala se encuentra la lámpara de cristales, que fue diseñada por el húngaro Geza Marotti y en la que se representa al dios griego Apolo rodeado de las musas de las artes.
Fue inaugurado oficialmente el 29 de septiembre de 1934, por el presidente Abelardo L. Rodríguez, con la obra teatral La verdad sospechosa, de Juan Ruíz de Alarcón, interpretada por la eximia actriz Mexicana María Teresa Montoya.
El primer director de orquesta que dirigió un concierto en el Palacio de Bellas Artes fue José F. Vásquez. Entre las óperas estrenadas mundialmente en el Palacio de Bellas Artes figuran: Tabaré, de Heliodoro Oseguera, basada en el poema homónimo de Juan Zorrilla de San Martín. La primera función fue el 31 de agosto de 1935.
Tonatiuh, de Manuel Camacho Vega, estrenada el 11 de enero de 1940; La mulata de Córdoba, ópera en un acto con libreto de Xavier Villaurrutia y música de José Pablo Moncayo estrenada el 23 de octubre de 1948; y Elena, obra en un acto con libreto de Francisco Zendejas y música de Eduardo Hernández Moncada, estrenada el 23 de octubre de 1948, por mencionar algunas.
La construcción del Palacio de Bellas Artes propició, años después, la fundación del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) por decreto presidencial del entonces presidente Miguel Alemán.(Con información de Notimex)
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