Ciudad de México / domingo, 16 de enero 2011
Distrital Revista
TOLUCA, México.-En el sitio conocido como "El Mirador", que se localiza en el cráter del Nevado de Toluca, considerado el observatorio astronómico de mayor altura del México prehispánico, investigadores y estudiantes de arqueología realizaron una exploración en la que hallaron diversos objetos de más de mil años de antigüedad.
A través de un comunicado, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que en este observatorio astronómico, ubicado en el borde norte de la boca de este volcán, se reunían sacerdotes para realizar registros calendáricos.
En ese lugar, un grupo de pasantes de Arqueología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), dirigidos por el arqueólogo Arturo Montero García, hallaron una importante concentración de cuentas de piedra verde, pizarra y teselas de turquesa, además de restos de cerámica de más mil años de antigüedad.
También encontraron vestigios de un brasero de tradición tolteca, mangos de sahumadores y vasijas miniaturas "posiblemente ollas con la efigie de Tláloc, Dios de la Lluvia, aunque su deterioro no permite ver con certeza los atributos de esta deidad".
Los materiales descubiertos pertenecen a dos periodos: el Epiclásico (650-900 d.C.) y el Posclásico Temprano (900-1200 d.C.).
Montero explicó que la exploración en este sitio pretende complementar la información obtenida por medio del Proyecto Arqueología Subacuática en el Nevado de Toluca, que encabeza el INAH a través de la Subdirección de Arqueología Subacuática.
La elección de "El Mirador", "sitio desde el que se domina el Valle de Toluca y elevaciones como el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y el Cerro Telapón, entre otras", para realizar excavación en superficie, responde también a que ahí, en los años 60, el arqueólogo Otto Schöndube descubrió la denominada Estela del Nevado de Toluca.
La estela, que mide 1.10 metros de altura por 40 centímetros de ancho y 17.5 centímetros de espesor, está labrada en bajorrelieve en una de sus caras y se encuentra mutilada en la parte superior.
El grabado muestra a un personaje de pie y de frente con rasgos de felino, sobre la parte de su abdomen se observa un diseño que recuerda la manera de representar al Sol en la iconografía mexica.
El arqueólogo Montero, quien actualmente realiza una estancia posdoctoral por el Conacyt en la Universidad Iberoamericana, comentó que una de las intenciones de la excavación es encontrar la parte superior de la Estela del Nevado de Toluca. Aún se está en su búsqueda, no obstante, los objetos encontrados a finales de 2010 confirman el uso astronómico que tuvo El Mirador en la época prehispánica.
"Detrás de 'El Mirador' destacan dos picachos, conocidos como Helprin norte y Helprin sur, en la horqueta que forman ambos picos, cada 16 de mayo y 27 de julio, el Sol pasa por el cenit y no hay sombra al mediodía. De esa manera, creemos que quienes ascendían aquí en la antigüedad podían calibrar el año, es decir, evitarse el problema del año bisiesto".
"Podemos decir que 'El Mirador' es el observatorio astronómico de más altura del México antiguo, a 4 mil 330 metros sobre el nivel del mar. Esta erudición de antaño es evidente y ahora estamos descubriendo aquí una serie de elementos suntuarios como teselas de turquesa, piedra verde y serpentina, que refieren la relevancia que tuvo este espacio, el cual fue buscado intencionalmente por sacerdotes astrónomos", detalló Arturo Montero.
Desde este punto -continuó- pueden observarse varias cimas del Eje Neovolcánico, "lo que nos da todo un calendario de horizonte, el avance del Sol por ellas marca fechas significativas. Tomando como referencia estas elevaciones en los amaneceres, considerando la nubosidad, los vientos y el nivel de las lagunas del Xinantécatl (en el Nevado de Toluca), los sacerdotes advertían cómo sería la temporada agrícola".
De acuerdo con el especialista, en 'El Mirador' se dieron dos momentos de mayor uso, el primero de índole astronómica, simbolizado en la Estela del Nevado de Toluca, que data de 650 d.C.; y un segundo, en el periodo Posclásico (900-1200 d.C.) cuando la gente siguió llevando ofrendas, muestra de ello son los braseros y otros materiales cerámicos y líticos que posiblemente fueron destruidos a propósito.
La exploración en este sitio del Nevado de Toluca también fue posible mediante el registro topográfico hecho por la Universidad Veracruzana, que facilitó un aparato electro-óptico denominado Estación Total.
Montero Alarcón concluyó que hasta el momento en este volcán se han registrado 17 sitios arqueológicos, que van desde espacios reducidos con material muy erosionado debido a lo extremo de las condiciones climáticas, hasta otros muy complejos como los que están a la orilla de las lagunas del Sol y de la Luna, en el cráter del Xinantécatl, o el propio Mirador.
Con información de la Agencia Cultural N22 y Notimex
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