Ciudad de México / sábado, 30 de octubre 2010
N22/ Distrital Revista
Sal, agua, copal y veladoras son algunos de los ingredientes principales que han estado presentes en las ofrendas de muertos desde la época prehispánica, indicó María Teresa Ortiz, administradora del Museo Arqueológico de Xochimilco.
En su ponencia "El origen de la ofrenda según la filosofía náhuatl", que ofreció hoy en el Centro Cultural Ollín Yoliztli, la especialista explicó que con base en estudios de los historiadores Alfredo López Austin y Miguel León Portilla, en los entierros, los indígenas colocaban vasijas, dioses y elementos para que los muertos llegaran a un lugar determinado, que llamaban regiones de la muerte.
Recordó que durante la época prehispánica no se manejó el infierno, habían regiones de la muerte, inframundos y cielos, sin embargo, para poder llegar a estos estadios, necesitan elementos como la sal, el agua y el copal.
Indicó que al llegar los españoles a México y conocer estos rituales de los indígenas, que no comprendían, modificaron la tradición al obligarlos a realizar estos ritos en sus casas y de manera individual, fue así como nació la ofrenda.
Agregó que estas costumbres, que se llevaban a cabo por creencias de los grupos étnicos para sus difuntos, apuntaban que sólo tenían cuatro años para llegar al lugar que merecían, ya que este lapso de tiempo es el que tarda en descomponer el cuerpo humano.
Para ellos, el inframundo o proceso de descomposición que concluye cuando se llega a los huesos, es la etapa en la que el cuerpo se encuentra purificado y listo para llegar a su destino final.
La investigadora dijo que el primer cambio que tiene el rito de muertos es que se coloque en las casas de manera individual y durante una fecha determinada.
"Cuando entrerraban a sus difuntos se les ponían estos elementos dentro de su tumba durante tres años más, se colocaban en su casa y nunca más se volvía a repetir esa tradición porque ya había llegado al lugar que le correspondía", señaló.
Sin embargo, al llegar los españoles a México y aunque no aceptaban este rito, sí celebran el Día de los Santos Difuntos el 1 de noviembre de cada año, por ello, se tomó como referencia dicho día y le impusieron a los indígenas únicamente ese día para realizar su tradición debido a que aseguraban que el culto a la muerte no era correcto.
Con el tiempo, dijo María Teresa Ortiz, la ofrenda se fue modificando en sus elementos debido a que no en todas las regiones del país hay lo mismo, muestra de ello, es que en el altiplano hay chilacayotes, pero en el norte no; en algunos lugares se coloca tamal de frijol y en otros zacahuil, como en Veracruz, pero al final todos los elementos representan lo mismo.
Finalmente, destacó que para estos días de muertos el Museo Arqueológico de Xochimilco cuenta con cuatro exposiciones: "El origen de la ofrenda", "La muerte niña", "Una ofrenda de niños del Limbo" y una colección de fotografías de diferentes ofrendas y altares.
Con información de la Agencia Cultural N22 y Notimex
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